De Giotto a Leonardo: la apertura hacia un mundo ideal
El gran precursor: Giotto El florentino Giotto es el más célebre de los pintores italianos que, a comienzos del s.XIV, comenzaron a analizar los vestigios del arte romano, junto a los recuerdos clásicos que había transmitido el arte bizantino. En Italia, el arte romano se hallaba presente gracias a la escultura y, desde el segundo tercio del s.XIII, los escultores de Pisa habían intentado resucitar la plástica romana para traducir temas cristianos. En sus pinturas murales, como las de la capilla de los Scrovegni en Arena de Padua (hacia 1305), Giotto otorga el mismo valor plástico y monumental a la figura humana. Establece una diferencia entre las grandes escenas narrativas de la historia de Cristo y las figuras alegóricas tratadas con grisalla en las bases, para otorgar la ilusión de estatuas situadas en sus nichos. Giotto unifica el espacio dentro de cada escena. Sustituye el fondo de oro mediante el azul del cielo. Sin embargo, Giotto era un precursor e incluso sus mismos alumnos se dejaron seducir por el gótico internacional y también por el bizantinismo que se desprendía de las obras de los pintores sieneses (Duccio, Simone Martini).
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