Una bola metálica gigante El núcleo es una esfera metálica gigante de unos 3.485 Km de radio, prácticamente del mismo tamaño que Marte. Representa una sexta parte del volumen de la Tierra y cerca de una tercera parte de su masa. La materia del núcleo no transmite más que una sola clase de ondas sísmicas: las ondas longitudinales P, que son las únicas que se propagan en un medio líquido. Esto no quiere decir que se tenga la certeza de que el núcleo se encuentra en estado líquido, ya que se ignora cuáles pueden ser las propiedades elásticas de la materia sometida a presiones tan elevadas como la del núcleo. A pesar de todo, la hipótesis de un núcleo líquido sigue siendo la más probable. El fluido del núcleo conduce el calor y la electricidad notablemente mejor que el cobre, y su viscosidad es aproximadamente como la del agua. Se ha calculado que la densidad media del núcleo debe de ser del orden de 11, y que debe de crecer desde el exterior (alrededor de 9) hacia el centro (densidad máxima de 12), pues ello permite establecer una media con las densidades excesivamente bajas de las capas superficiales y dar, asimismo, una explicación al achatamiento de nuestro planeta. Hoy día se admite comúnmente la tesis de que este núcleo está constituido por hierro y níquel con tal vez, una pequeña cantidad de elementos ligeros como azufre, potasio, cobre y oxígeno. Dicha composición corresponde a la densidad supuesta en el centro de la Tierra y es compatible con lo que se dice acerca de la compresibilidad del hierro. Es semejante a la de numerosos meteoritos: los sideritos. El origen del campo magnético terrestre se encuentra, sin lugar a dudas, en el núcleo: el metal líquido y conductor es el foco de un sistema de movimientos cuya fuente de energía todavía no se ha determinado bien, pero que producen corrientes eléctricas capaces de alimentar el campo magnético por sí solas. Tales corrientes podrían alcanzar velocidades de más de 100 Km por año. El núcleo interno tendría un radio de 1.220 Km; y, a diferencia del exterior, es probablemente sólido.