Desde la posguerra a los años sesenta
La política se apodera del cine En Hollywood, mientras se extingue la era de las «stars», los actores más famosos toman, poco a poco, una parte importante en la financiación de la producción. Se inventan los sistemas de participación. En los años 50, realizadores de talento (Ford, Wyler, Hitchcock) han conquistado una libertad respecto a los estudios, una autonomía de la que ya gozaban los que se habían convertido en sus propios productores (Hawks). Esta conquista beneficia, sobre todo, a los más jóvenes, entre los que se afirmarán como realizadores destacados Preminger, Kazan, Aldrich, Ray. Pero la política lleva a Hollywood al borde de una crisis grave. De 1948 a 1952, una serie de investigaciones trata de «purgar» al cine americano de todas las personalidades sospechosas de comunismo o de progresismo. Muchos cineastas, guionistas, actores se ven así reducidos al paro, inscritos en una «lista negra». Algunos (Losey) eligen el exilio. Otros se esfuerzan por trabajar en la clandestinidad. Esta «caza de brujas» dura hasta 1954, en que el senador McCarthy, principal responsable de aquel anticomunismo «purificador», pierde un proceso sonado.
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