El atractivo del clasicismo: belleza y frialdad
Los precursores griegos y latinos Todo clasicismo se reclama de Grecia, de una Grecia transfigurada, hasta el punto de presentarse casi mítica. Las imaginaciones se encandilan con una literatura donde todo es orden y belleza, armonía, mesura y luminosidad. Se profesa un culto a Sófocles, a Platón o a Tucídides, cuyo aticismo no parece que sea más que otro nombre del clasicismo eterno. A este modelo griego se añade el latino. De Roma se retienen especialmente dos poetas: Virgilio y Horacio. En lo que concierne a la prosa, los autores se dividen; unos no conciben más que una escritura amplia, cadenciosa, rica en períodos y, así, la figura es Cicerón; los otros cultivan las formas breves, el estilo conciso, y se inspiran en Séneca o en Tácito. Si el clasicismo del s. XVII es más latino que griego, el del XX es más griego que latino.
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