La construcción naval: se comienza en madera
Del Nilo a Escandinavia Los bajorrelieves del templo funerario de la reina Hatshepsut, en los que aparece la arribada de una flota al puerto de Pount, son testigos del arte naval egipcio. Estos barcos no son sino extrapolaciones de los que se empleaban para navegar el Nilo. Carecían de quilla y de cuadernas propiamente dichas; la propia rigidez del casco se conseguía mediante las planchas del forro —clavadas unas a otras— y una especie de barrotes-viga que sostenían la cubierta y regulaban la separación entre bordas. Estaba claro que, ante cualquier marejada, tal cigarro puro sin quilla sólo podía mantenerse entero gracias a un torniquete hecho con cabuyería gruesa, parecido, en principio, al de las antiguas sierras de mano. Este tipo de construcción no fue, sin duda alguna, heredado por los fenicios, excelentes navegantes, pues es casi seguro que la quilla apareció en su época, es decir, hacia el año 1500 a. C. Las galeras griegas y romanas que se han descubierto muestran ya quilla, cuadernas, roda y codaste, piezas maestras que, a partir de entonces, se impusieron en la construcción naval. Sin embargo, todavía contaba ésta con un punto débil: el calafateado del forro, y habrá que esperar hasta el año 1000 d. C. para constatar, con las naves escandinavas, el auténtico progreso realizado en la construcción naval.
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