La India: el fin de los mongoles
La pacificación de la India Akbar se apoya fundamentalmente en el ejército, que dispone de una artillería comparable a la de las grandes naciones europeas y que posee una multitud de elefantes para los transportes. La sociedad civil es el reflejo de la sociedad militar; su estructura es feudal, muy jerarquizada, y obtiene su riqueza de la explotación de la tierra: algodón, arroz, azúcar, opio. El sistema fiscal es de un rigor absoluto; el catastro de las tierras permite fijar con precisión la imposición rural que es muy pesada, imposición a la que se ajustan las prestaciones personales y los tributos fijados por los señores locales. Esta fiscalización sin piedad convierte a Akbar en un soberano de una riqueza fabulosa: su harén cuenta con 500 mujeres y mantiene una corte esplendorosa. Apasionado por las artes y las letras, hace venir hasta su corte a los intelectuales más renombrados del Oriente. Bajo su reinado se realiza una fecunda ósmosis entre las culturas arábigo-persas y la hindú. Desde el punto de vista religioso, mantiene una gran tolerancia que se manifiesta hasta en la construcción de mezquitas, ya que para su edificación y decoración recurre a artesanos hindúes. En 1583 promulga un edicto de tolerancia gracias al cual el cristianismo se podrá desarrollar en la India, y él mismo trata de fundar una religión universal en cuyo seno puedan encontrar refugio todas las creencias.
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