Las aventuras de Tom Sawyer: XXIII
Al fin sacudió el pueblo su somnoliento letargo, y lo hizo con gana. En el tribunal se iba a ver el proceso por asesinato. Aquello llegó a ser el tema único de todas las conversaciones. Tom no podía sustraerse a él. Toda alusión al crimen le producía un escalofrío, porque su conciencia acusadora y su miedo le persuadían de que todas esas alusiones no eran sino anzuelos que se le tendían; no veía cómo se podía sospechar que él supiera algo acerca del asesinato; pero a pesar de eso no podía sentirse tranquilo en medio de esos comentarios y cabildeos. Vivía en un continuo estremecimiento. Se llevó a Huck a un lugar apartado, para hablar del asunto. Sería un alivio quitarse la mordaza por un rato, compartir su carga de cuidados con otro infortunado. Quería además estar seguro de que Huck no hubiera cometido alguna indiscreción. — Huck, ¿has hablado con alguien de aquello? — ¿De cuál? Ya sabes de qué. — ¡Ah! Por supuesto que no. — ¿Ni una palabra? — Ni...
Está viendo el 6% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas