Los artesanos del fuego y del metal
La fragua, donde el fuego prepara el metal La fragua, instrumento básico para la mayoría de los artesanos que trabajan el metal, es un fogón calentado con carbón, sobre lodo coque, que permite la soldadura al fuego, y, más raramente, con carbón vegetal, reservado para los trabajos más delicados o para aquellos en que intervienen metales cuyo grado de fusión es relativamente bajo. La fragua está siempre situada en la parte menos iluminada del taller, con el fin de que el herrero pueda apreciar el color del metal, que le indica su temperatura. Hechas antiguamente de ladrillo y abrazadas por una pletina de acero, las fraguas son ahora completamente metálicas. Algunas, de dimensiones más reducidas, pueden ser trasladadas al exterior para realizar trabajos en una obra. Junto a la fragua hay un recipiente lleno de agua del que el herrero la extrae, con ayuda de un hisopo o un humedecedor, para avivar la llama, una paleta de carbón para alimentar el fuego y unos atizadores: un atizador acodado le permite concentrar el fuego, un atizador recto reaviva la llama; finalmente, una reja de fragua o piqueta, con bastante corte, le sirve para limpiar el fogón.
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