Los primeros batimientos de alas
Hacia la obra de equipo La aventura de los pioneros fue, en un principio, puramente individual. Trabajando de manera aislada en la concepción, construcción y experimentación de los aparatos que inventaban, debían añadir a sus cualidades intelectuales y manuales una tenacidad y unas condiciones físicas muy por encima de lo común: antes de matarse, en 1896, el alemán Otto Lilienthal había realizado, por lo menos, 2.000 vuelos. Paulatinamente, una estrecha red de interconexiones comenzó a tejerse entre aquellos hombres demasiado aislados, hasta conseguir avances verdaderamente decisivos. Ferdinand Ferber, oficial francés apasionado por los problemas del vuelo, tomó contacto con los hermanos Voisin y con los hermanos Wright. Estos últimos conocieron, a su vez, a Octave Chanute, científico de procedencia francesa, residente en los Estados Unidos. La comunicación de ideas permitió acelerar el progreso y difusión de la aeronáutica.
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