El juego de la verdad El juego de la verdad goza de particular fama, aunque puede ser temible. Consiste en decir lo que se piensa de las personas presentes, ya sea desde un punto de vista general o particular. Se recomienda a los jugadores que dejen sus susceptibilidades en el guardarropa antes de empezar el juego. Cada jugador escribe su nombre en un trozo de papel que se entrega al que cumple la función de secretario. Este mezcla los papelitos y los distribuye entre los jugadores en el sentido de las agujas del reloj. Cada jugador escribe lo que piensa de la persona cuyo nombre aparece en su papel, con el riesgo de tener que juzgarse a sí mismo. Las apreciaciones se leen, después, en voz alta.