Tejido y tapicería, artes de paciencia
Los tapices: lo útil y lo bello Las civilizaciones nómadas fueron, sin duda, las primeras en servirse del tejido para la realización de piezas de tela destinadas a cubrir el suelo bajo las tiendas. Después, el uso de las alfombras se extendió a todas las viviendas para abrigar el suelo y decorar la casa. Hay dos clases de tapices: los tejidos y los anudados. Los tejidos vienen a ser como unas telas, pero más resistentes y más gruesas. Los más conocidos son los de nudos, o alfombras, en las que los cabos de lana no forman una trama continua, sino que están prendidos al cañamazo por un nudo; el número de nudos por decímetro cuadrado puede llegar a varios millares en las alfombras de lujo. A excepción de las alfombras de cabos muy largos, como el rya y el flosca, características de los países escandinavos, y las de la Savonnerie, tejidas en Francia a partir de los s. XVII y XVIII, es en Oriente donde esta técnica ocupa el primer lugar desde el s. XVI hasta nuestros días. Los motivos y los colores son característicos de las distintas regiones: Turquía, Cáucaso, Irán, Afganistán, India y China.
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