Aita Tettauen: 17
Aita Tettauen de Benito Pérez Galdós Segunda parte - Capítulo X Sucedió lo previsto por el General en Jefe: vieron los moros desde sus altas atalayas los barcos, y en seguida les dio en las narices olor de galletas; olor y vista que les pusieron en ganas de meter la mano en el plato de los españoles. Aún no había empezado el desembarco de comestibles, que se hacía con enredosa dificultad en barricas flotantes, cuando las primeras partidas berberiscas obligaron a nuestros soldados, hambrientos y ateridos, a entrar en faena. Un batallón de Saboya y otro de Córdoba salieron con Prim a decir a los africanos que no podíamos darles parte en el festín, y algunas horas de la tarde empleamos en persuadirles a que fueran a buscar en otra parte el bendito alcuzcuz. Esto no se logró sin algunas bajas, y los hospitales acabaron de llenarse de heridos y enfermos. Daba pena, y al propio tiempo causaba grande admiración ver a los pobres soldados, hundidos los pies en el fango,...
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