Ana Karenina I: Capítulo XIV
Ana KareninaPrimera parte: Capítulo XIV de León Tolstoi Pero en aquel instante entró la Princesa. El horror se pintó en sus facciones al ver que los dos jóvenes estaban solos y que en sus semblantes se retrataba una profunda turbación. Levin saludó en silencio a la Princesa. Kitty callaba y mantenía bajos los ojos. «Gracias a Dios, le ha dicho que no», pensó su madre. Y en su rostro se pintó la habitual sonrisa con que recibía a sus invitados cada jueves. Se sentó y empezó a hacer a Levin preguntas sobre su vida en el pueblo. El se sentó también, esperando que llegasen otros invitados para poder irse sin llamar la atención. Cinco minutos después entró una amiga de Kitty, casada el invierno pasado: la condesa Nordston. Era una mujer seca, amarillenta, de brillantes ojos negros, nerviosa y enfermiza. Quería a Kitty y, como siempre sucede cuando una casada siente cariño por una soltera, su afecto se manifestaba en su deseo de casar a la joven con un hombre que...
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