Ángel Guerra: 123
Ángel Guerra Tercera parte - Capítulo VI – Final de Benito Pérez Galdós I Confuso y trastornado salió D. Pito de Guadalupe una mañanita, trazando eses con su planta insegura, y encaminose al monte como alma que llevan los demonios. Y no era la desgracia de sus amores el único motivo de aquel singularísimo estado cerebral, sino otras cosas inauditas que le pasaban, fenómenos subjetivos, desórdenes del sistema nervioso y del órgano de la vista. «Razón tienen -pensaba-, los que dicen que el abuso del empinar ataca las potencias intelectuales, y hace un lío de toda esta mecánica que tenemos en la sesera. ¿Qué es lo que me pasa, Señor de los Ejércitos de mar y tierra, Virgen del Carmen saladísima, que desde anoche acá no hago más que ver visiones? ¿Será que me voy a morir? En mis mayores borrascas de ginebra o ron, siempre conservé claro el sentido; jamás vi lo blanco negro, ni me salieron fantasmas». El caso fue que la noche antes, habiendo entrado en...
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