Cañas y Barro: 42
none Pág. 42 de 158 Cañas y Barro Vicente Blasco Ibáñez Cañamel al verse libre, hablaba contra el matrimonio. Un hombre de su fortuna sólo podía casarse por conveniencia con alguna que tuviese más dinero que él. Y por las noches reía oyendo al tío Paloma, que era elocuente cuando hablaba de las mujeres. El viejo barquero declaraba que el hombre debía ser como los buixquerots del lago, que cantan alegremente mientras están en libertad, y cuando los meten en una jaula prefieren morir antes que verse encerrados. Todas sus comparaciones se las facilitaban los pájaros de la Albufera. ¡Las hembras...! ¡Mala peste! Eran los seres más ingratos y olvidadizos de la creación. No había más que ver a los pobres collverts del lago. Vuelan siempre en compañía de la hembra, y no saben ir sin ella ni a buscar la comida. Dispara el cazador. Si cae muerta la hembra, el pobre macho, en vez de escapar, vuela y vuela en torno del sitio donde pereció su compañera,...
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