Cañas y Barro: 55
none Pág. 55 de 158 Cañas y Barro Vicente Blasco Ibáñez Sobre la pila de agua bendita, un cartelón con caracteres góticos rezaba así: Si por la ley del amor no es lícito delinquir, no se permite escupir en la casa del Señor No había en el Palmar quien no admirase estos versos, obra, según el tío Paloma, de cierto vicario, allá en los tiempos en que el barquero era mozo. Todos se habían ejercitado en la lectura, deletreándolos durante las innumerables misas de su existencia de buenos cristianos. Pero si se admiraba la poesía, no se aceptaba el consejo, y los pescadores, sin respeto alguno a «la ley del amor», tosían y escupían con su crónica ronquera de anfibios, deslizándose la ceremonia religiosa en un continuo carraspeo que ensuciaba el piso y hacía volver al oficiante su colérica mirada. Nunca había tenido el Palmar vicario como, el pare Miquel. Decíase que lo habían enviado allí de castigo, pero él parecía tomar su desgracia muy a...
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