Cañas y Barro: 6
none Pág. 6 de 158 Cañas y Barro Vicente Blasco Ibáñez En una pequeña laguna cerrada por ribazos de fango, un hombre de musculatura recia arrojaba capazos de tierra desde su barca. Los pasajeros le admiraban. Era el tío Tono, hijo del tío Paloma, y padre a su vez de Tonet el Cubano. Y al nombrar a este último, muchos miraron maliciosamente a Cañamel, que seguía gruñendo como si no oyese nada. No había en toda la Albufera hombre más trabajador que el tío Tono. Se había metido entre ceja y ceja ser propietario, tener sus campos de arroz, no vivir de la pesca como el tío Paloma, que era el barquero más viejo de la Albufera; y solo -pues su familia únicamente le ayudaba a temporadas, cansándose ante la grandeza del trabajo-, iba rellenando de tierra, traída de muy lejos, la charca profunda cedida por una señora rica que no sabía qué hacer de ella. Era empresa de años, tal vez de toda la vida, para un hombre solo. El tío Paloma se burlaba de él; su...
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