Cañas y Barro: 63
none Pág. 63 de 158 Cañas y Barro Vicente Blasco Ibáñez Se le habían muerto dos hijos por comer mal, como decía el pare Miquel, allí presente, y después él había pillado las tercianas trabajando, y las arrastraba meses y meses. No pagaba porque no podía. ¿Y por esto iban a quitarle su derecho a la fortuna? ¿No era él de la Comunidad de Pescadores, como lo fueron sus padres y sus abuelos...? Se hizo un silencio doloroso, en el que podía oírse el sollozar del infeliz, caído sin fuerzas en su asiento con la cara entre las manos, como avergonzado de su confesión. -No, redéu, no! -gritó una voz temblona con una energía que conmovió a todos. Era el tío Paloma, que, puesto de pie, con el gorro encasquetado, los ojillos llameantes de indignación, hablaba apresuradamente, mezclando en cada palabra cuantos juramentos y tacos guardaba en su memoria. Los viejos compañeros le- tiraban de la faja para llamarle la atención sobre su falta de respeto a los...
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