Cañas y Barro: 87
none Pág. 87 de 158 Cañas y Barro Vicente Blasco Ibáñez -Neleta, una copa... Bien se la había ganado pasando el día entre los carrizales, con las manos heladas sobre la escopeta para traer aquel montón de carne. ¡Y aún murmuraban que huía del trabajo...! En un arranque de impudor alegre, acariciaba las mejillas de Neleta por encima del mostrador, sin importarle la presencia de la gente ni temer al marido. ¿No eran como hermanos y habían jugado juntos de pequeños...? El tío Toni nada sabía ni quería saber de la vida de su hijo. Se levantaba antes del alba y no volvía hasta la noche. Comía con la Borda, en la soledad de sus campos sumergidos, algunas sardinas y torta de maíz. Su lucha por crear nueva tierra le tenia en la pobreza, no permitiéndole mejores alimentos. Al volver a la barraca, cerrada ya la noche, se tendía en su camastro con los huesos doloridos, sumiéndose en el sopor del cansancio; pero su pensamiento velaba calculando entre las...
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