Cañas y Barro: 95
none Pág. 95 de 158 Cañas y Barro Vicente Blasco Ibáñez Tonet temblaba de ansiedad y de cólera. En ciertos momentos deseaba huir, presintiendo que sus amigotes irían demasiado lejos; pero le retenía el orgullo, con la falsa esperanza de que-su presencia sería un freno. -Che...!, mireu lo que feu! -decía con un tono de sorda amenaza. Pero los cantores se tenían por los muchachos más bien plantados del pueblo; eran los matoncillos que habían salido a la luz mientras él rodaba por las tierras de Ultramar. Tenían deseos de hacer ver que no les inspiraba ningún miedo el Cubano, y reían de sus recomendaciones, inventando apresuradamente coplas, que lanzaban como proyectiles contra la taberna. Un muchachuelo, sobrino de la Samaruca, hizo desbordar la cólera de Tonet. Cantó una copla sobre la asociación de Cañamel y el Cubano, diciendo que no sólo explotaban juntos la Sequiota, sino que se repartían a Neleta, y terminó afirmando que pronto tendría la...
Está viendo el 21% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas