Clemencia Primera parte: 10
ClemenciaPrimera Parte Capítulo X de Fernán Caballero Primera parte Capítulo X Cuando Clemencia, aliviada de sus males y calmado su dolor, pudo ocuparse de lo que la rodeaba, halló poca variación en la superficie de las cosas en casa de su tía. El marqués de Valdemar había permanecido en Sevilla, lo que llenaba de satisfacción a la Marquesa, que decía a don Silvestre: -Una gallina ciega halla a veces un grano de trigo; así usted acertó en darme el mejor de los consejos. Nada he escrito a mi hermana, y Valdemar no debe de estar desesperanzado, cuando permanece en Sevilla, frecuenta tanto mi casa, y lo noto animado y contento. Si era imposible que esa niña, que no tiene un pelo de tonta, jugase su suerte por aquello de la tuya sobre la mía. -¿Lo ve usted, señora? -contestaba don Silvestre-: es preciso siempre dar tiempo al tiempo, y no partir de ligero como esos diabólicos caminos de hierro. Constancia seguía metida en sí como antes. Bruno de Vargas...
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