Cuarto Libro de La Galatea: 06
-«No os causara admiración, hermosas pastoras, el verme a mí en este traje, si supiérades hasta dó se estiende la poderosa fuerza de amor, la cual no sólo hace mudar el vestido a los que bien quieren, sino la voluntad y el alma de la manera que más es de su gusto; y hubiera yo perdido el mío eternamente si de la invención deste traje no me hubiera aprovechado, porque sabréis, amigas, que, estando yo en el aldea de Leonarda, de quien mi padre es señor, vino a ella Grisaldo con intención de estarse allí algunos días ocupado en el sabroso ejercicio de la caza; y, por ser mi padre muy amigo del suyo, ordenó de hospedarle en casa y de hacerle todos los regalos que pudiese. Hízolo así; y la venida de Grisaldo a mi casa fue para sacarme a mí della, porque, en efecto, aunque sea a costa de mi verguenza, os habré de decir que la vista, la conversación, el valor de Grisaldo, hicieron tal impresión en mi alma que, sin saber cómo, a pocos días que él allí estuvo, yo no...
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