David Copperfield - Primera Parte - Capítulo XX
David Copperfield Primera Parte: Capítulo XX de Charles Dickens Cuando la criada llamó a mi puerta al día siguiente a las ocho de la mañana, diciéndome que allí dejaba el agua caliente para que me afeitara, pensé con pena que no tenía nada que afeitarme, y enrojecí. La sospecha de que se reía bajito al hacerme aquel ofrecimiento me persiguió mientras me arreglaba y me hizo parecer culpable (estoy seguro) cuando me la encontré en la escalera al bajar a almorzar. Sentía tan vivamente mi juventud que durante un momento no pude decidirme a pasar por su lado. Le oía barrer la escalera y yo permanecía al lado de mi ventana mirando la estatua del rey Carlos, que no tenía nada de real, rodeada como estaba de un dédalo de coches bajo la lluvia, y con una niebla espesa; el camarero me sacó de mi indecisión advirtiéndome que Steerforth me aguardaba. Steerforth me esperaba en un gabinete reservado, adornado con cortinas rojas y un tapiz turco. El fuego brillaba, y un...
Está viendo el 4% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas