David Copperfield - Tercera Parte - Capítulo XI
David Copperfield Tercera Parte: Capítulo XI de Charles Dickens Era todavía muy de mañana, al día siguiente, mientras me paseaba por el jardín de mi tía (la cual realizaba ahora muy poco ejercicio, teniendo que atender tanto a mi querida Dora), cuando me dijeron que míster Peggotty deseaba hablarme. Vino al jardín, saliéndome al encuentro, y se descubrió al ver a mi tía, a la que profesaba un profundo respeto. Le había estado contando todo lo que había ocurrido la víspera. Sin decir una palabra, se adelantó hacia él cordialmente, le estrechó la mano y le dio un golpecito afectuoso en el brazo. Aquello fue tan expresivo, que no tuvo necesidad de explicarse; míster Peggotty la entendió perfectamente. -Ahora, Trot, voy a entrar -dijo mi tía- para ver lo que hace Capullito, pues es su hora de levantarse. -¡Espero que no sea porque estoy yo aquí, señora! --dijo míster Peggotty-. Y a menos que mi entendimiento haya tomado las de Villariego -míster Peggotty...
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