De la Vida Feliz - Capítulo V
Debemos huir, pues, hacia la libertad. Pero la única forma de conseguirlo es ser indiferentes ante Fortuna. A partir de ese momento nacerá una inestimable bendición: la paz y la exaltación de una mente que se encuentra anclada en seguridad y, cuando todo error haya sido desterrado, se tendrá la gran y estable alegría que proviene del descubrimiento de la verdad, además de un ánimo amable y jovial. Y el placer de un hombre en todo ello no consistirá en que todas estas cosas son buenas, sino que nacen de un bien que le pertenece. Viendo que he empleado cierta libertad en el tratamiento de mi asunto, diría que el hombre feliz es aquél que se halla libre tanto del miedo como del deseo gracias al don de la razón. También las rocas se hallan libres de miedos y de pesares, como asimismo lo están las bestias, pero nadie las llamaría «dichosas» siendo que no tienen comprensión de la dicha. Pon en la misma clase a las personas cuya estupidez natural y cuya ignorancia de su...
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