De la Vida Feliz - Capítulo XIX
«Los filósofos no practican lo que predican» - me dices. Sin embargo ciertamente practican mucho de lo que predican, mucho de lo que conciben sus mentes virtuosas. De hecho, si sus acciones siempre se condijesen con sus palabras ¿quién sería más feliz que ellos mismos? De modo que no tienes razón alguna para despreciar las nobles palabras y los nobles corazones que están llenos de nobles pensamientos. El dedicarse a sanos estudios es meritorio aun cuando no obtenga resultados prácticos. ¿Cuál es el milagro en que quienes escalan la escarpada cuesta no lleguen a la cumbre? Pero, si eres un hombre, alza la mirada hacia quienes intentan grandes cosas, aun cuando puedan llegar a tropezar. El hombre que mide su esfuerzo, no por sus propias fuerzas sino por la fuerza de su naturaleza, que apunta a cosas elevadas, que en su corazón concibe grandes empresas que sólo los dotados de un gigantesco coraje podrían realizar; ese hombre tiene la marca de la nobleza. Tratados...
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