El abad Duncanio

Poesías religiosas, caballerescas, amatorias y orientales El abad Duncanio - Ved cómo perdió su alma de Juan Arolas Mientras el siglo trece concluía Y sus alas ya lánguidas movía, En Liebenthál, que yace en la Silesia, Escombros se veían de una iglesia. La cruz ya no existía en su fachada De pardusco color, desmoronada, Y sus piedras saltaban con estruendo El tránsito a las gentes obstruyendo: De noche ni el pastor, ni el caminante Guiaban a este sitio el paso errante, Pues sentían pavor almas medrosas No sé por qué señales prodigiosas. Nosotros a contar vamos su historia Que antiguo cronicón dejó en memoria. En el año de mil ciento y cincuenta Con ocho más, por completar la cuenta, Muy santamente en Liebenthál moraba Un abad que Duncanio se llamaba. Con tal fervor y celo dirigía Los súbditos o monjes que tenía, Que era la imagen de un pastor perfecto: Consolador, veraz, sincero y recto, Pronto a sacrificarse sin dar quejas Por el rebaño fiel de sus...

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