El cínico: 04
Capítulo I 04 Pág. 04 de 06 El cínico- Segunda parte Felipe Trigo Fuertemente preocupaba a todas estas gentes correctas, en la ya próxima boda, la mujer aquella que había surgido por un melodramático azar inverosímil. Inverosímil, inaceptable, con su precisión de casualidad estupenda, para Felisa cuando menos, y para la madre de Felisa -puesto que demás Arsenio deploraba su insigne tontería de haber mezclado en la intimidad de sus secretos, y a modo de salvador, al imbécil de Gerardo con su idiota Josefina. Debió prever que la intervención de ésta sería inevitable y que daría tal resultado. Aquí tomaban el té las tres damas y él -en el bello saloncito del palacio que pronto iría a ser suyo. La condesa había puesto a su cargo, ante los santos escrúpulos de las dos buenas amigas, el arreglo de la semicatástrofe que ella misma suscitó con ligereza inconsciente. En verdad que le asombraba un poco a Arsenio la recta conciencia de las tres. Pero lo...
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