Gloria: 66
Gloria Segunda parte - Capítulo XXVII de Benito Pérez Galdós La madre y el hijo En la noche del Viernes Santo la madre y el hijo estaban juntos y solos en la habitación de este. Sobre la mesa, en la cual apoyaba su codo Daniel, había una lámpara. Esther, sentada en un sofá junto a la pared miraba a su hijo en silencio. Por la disposición de su pantalla, el rostro de Daniel estaba inundado de luz, el de su madre en la sombra. -Si tu terquedad -dijo Esther con serena voz-, no cede, como espero... si la autoridad de tu padre, la mía, tu decoro y la fidelidad que debemos a nuestra Ley no significan nada en tu espíritu, padeceré desde mañana el más grande dolor de mi vida, porque mi querido hijo primogénito habrá muerto. -No, madre, esto no es morir -dijo Morton lúgubremente-. Quiero resucitar a esa pobre mujer que adoro. Lo he decidido, después de meditarlo mucho. He formado un propósito que ninguna razón, ningún afecto podrán detener. -Pues yo he venido a...
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