MADRID y Galdós estaban condenados a encontrarse. Este encuentro pertenece a la categoría de esos fenómenos espontáneos que no necesitan explicación, pues se producen siguiendo sencillas leyes naturales. Cuando Galdós llega a Madrid es solo un joven dispuesto a estudiar leyes y, aunque aún de manera imprecisa, la literatura se presenta como un horizonte provocativo, aunque todavía lejano e indeciso. El objetivo fundamental de Benito Pérez Galdós es llegar a ser abogado, al igual que muchos españoles de su clase y edad estaban intentando al mismo tiempo. Pero hay algo en Madrid, algo tiene Madrid, que los sentidos siempre alerta de Benito recogen y cambian radicalmente sus planes. El derecho, los códigos y las leyes serán definitivamente abandonados por la literatura. Sin duda han entrado ya en juego los azares de la pasión. En Madrid parece que no hay calle, casa o persona que no conozca o llegue a conocer. Nada escapa a su mirada incansable, a su curiosidad que todo lo...