La diosa del bosque
La diosa del bosque de Manuel María de Arjona ¡Oh si bajo estos árboles frondosos se mostrase la célica hermosura que vi algún día de inmortal dulzura este bosque bañar!. Del cielo tu benéfico descenso sin duda ha sido, lúcida belleza; deja, pues, diosa, que mi grato incienso arda sobre tu altar. Que no es amor mi tímido alborozo, y me acobarda el rígido escarmiento que ¡oh Piritoo! condenó su intento, y tu intento, Ixión. Lejos de mi sacrílega osadía; bástame que con plácido semblante aceptes, diosa, en tus altares, pía, mi ardiente adoración. Mi adoración y el cántico de gloria que de mí el Pindo atónito ya espera; baja tú a oírme de la sacra...
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