La fontana de oro : 41
La fontana de oro Capítulo XL El gran atentado de Benito Pérez Galdós Por la tarde llegó un médico enviado por Bozmediano. Vio a la enferma, y después de prescribirle mucho reposo, se retiró, dando muy poca importancia a aquella crisis, originada de una fuerte agitación moral. Durmiose Clara, entrando en un período de calma, de que hasta entonces no había disfrutado. En tanto Lázaro, que ardía en deseos de tomar una determinación decisiva en su vida, pensaba hablar con su tío aquella misma noche, romper con él, separarse de un hombre que era autor de todas sus desventuras. Deseaba ver a las dos Porreñas, echarles en cara su crueldad y su hipocresía. Si la dignidad de varón no se lo impidiera, seguramente su primer acto aquella noche hubiera sido coger por el moño a doña Paz y hacerle inclinar la cabeza hasta el suelo. Lo urgente y decoroso era suspender relaciones con aquel hombre fanático, que le parecía más repugnante después que se reunía...
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