La gaviota (Caballero): 19
Capítulo XVII 19 Pág. 19 de 33 La gaviota (Caballero) Fernán Caballero El duque había proporcionado a Stein y a su mujer una casa de pupilos, a cargo de una familia pobre, pero honrada y decente. Stein había encontrado en una cómoda, cuya llave le entregaron al tomar posesión de su aposento, una suma de dinero, bastante a sobrepujar las más exageradas pretensiones. Adjunto se hallaba un billete, que contenía las siguientes líneas: «He aquí un justo tributo a la ciencia del cirujano. Los esmeros y las vigilias del amigo no pueden ser recompensadas sino con una gratitud y una amistad sincera.» Stein quedó confundido. -¡Ah, María! -exclamó, enseñando el papel a su mujer-. Este hombre es grande en todo: lo es por su clase, lo es por su corazón y por sus virtudes. Imita a Dios, levantando a su altura a los pequeños y los humildes. ¡Me llama amigo, a mí, que soy un pobre cirujano; y habla de gratitud, cuando me colma de beneficios! -¿Y qué es para...
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