La gaviota (Caballero): 21
Capítulo XIX 21 Pág. 21 de 33 La gaviota (Caballero) Fernán Caballero Marisalada pasaba su vida consagrada a perfeccionarse en el arte, que le prometía un porvenir brillante, una carrera de gloria y una situación que lisonjeara su vanidad y satisficiera su afición al lujo. Stein no se cansaba de admirar su constancia en el estudio y sus admirables progresos. Sin embargo, se había retardado la época de su introducción en la sociedad de las gentes de viso, por una enfermedad del hijo de la condesa. Desde los primeros síntomas había olvidado esta todo cuanto la rodeaba: su tertulia, sus prendidos, sus diversiones, a Marisalada y sus amigos, y, antes que a todo, al elegante y joven coronel de que hemos hablado. Nada existía en el mundo para esta madre, sino su hijo, a cuya cabecera había pasado quince días sin comer, sin dormir, llorando y rezando. La dentición del niño no podía avanzar, por no poder romper las encías hinchadas y doloridas. Su vida...
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