La guitarra
La guitarra de Evaristo Carriego Porque en las partituras de su garganta ella orquesta la risa con el lamento, porque encierra una musa que todo canta, es la polifonista del sentimiento. Por la prima aflautada vuelan las aves de las notas chispeantes y juguetonas, y, poblando el ambiente de voces graves, braman las roncas iras en las bordonas. Arco de mil envíos. Carcaj de amores, hacen sus flechas raudas líricas presas, así como, en la pauta de los rencores, suele rugir el pueblo sus marsellesas. Ella lauda en su solfa los caballeros del valor o del arte, y aun hay un gajo de laurel para todos los cancioneros de la fértil Provenza del barrio bajo. Por eso elogia siempre los más sensibles finos ensueños, como también halaga los audaces pasiones irresistibles de los fieros Tenorios de poncho y daga. La luz de un viejo idilio, como aureola, Que ciñe su cordaje, quizás le llega desde el fondo de un rancho: que aunque española conoció el...
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