La tía Tula:XVII
La tía Tula de Miguel de Unamuno Gertrudis, molesta por las insinuaciones de don Juan, el médico, que menudeaba las visitas para los niños, y aun pretendió verla a ella como enferma, cuando no sabía que adoleciese de cosa alguna, le anunció un día hallarse dispuesta a cambiar de médico. –¿Cómo así, Gertrudis? –Pues muy claro: le observo a usted singularidades que me hacen temer que está entrando en la chochera de una vejez prematura, y para médico necesitamos un hombre con el seso bien despejado y despierto. –Muy bien; pues que ha llegado el momento, usted me permitirá que le hable claro. –Diga lo que quiera, don Juan, mas en la inteligencia de que es lo último que dirá en esta casa. –¡Quién sabe!... –Diga. –Yo soy viudo y sin hijos, como usted sabe, Gertrudis. Y adoro a los niños. –Pues vuélvase usted a casar. –A eso voy. –¡Ah! ¿Y busca usted consejo de mí? –Busco más que consejo. –¿Que le encuentre yo novia? –Yo soy médico, le...
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