La vuelta al mundo en la Numancia : 07
La vuelta al mundo en la Numancia Capítulo VII de Benito Pérez Galdós La terrible impresión de esta noticia no hizo estallar al buen Ansúrez en bravatas y denuestos sacrílegos. La recibió como una maldición de Dios, y su dolor tomó forma semejante a las sublimes quejas del santo patriarca Job. Creyó que Dios lanzaba sobre su cabeza rayos de ira, que debía revolcarse en un muladar, y convertirse en ceniza o polvo miserable. Rompió a llorar como un niño. Ni Pinel ni otros amigos pudieron consolarle. ¿Pero cómo...? ¿Cuándo...? A estas interrogaciones ansiosas fueron contestando los amigos con discreta lentitud. Lleváronle a la correduría, y con él se encerraron. Así evitaban el tener que contarle cosas tan delicadas en medio de la calle... ¿Pero cómo...? ¿Cuándo...? Pues la escapatoria fue la misma noche de la partida de Ansúrez a Mazarrón. Ninguno de los amigos podía explicarse que habiendo embarcado el ladrón en el vapor sardo, volviese a Cartagena...
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