Las mil y una noches:635
Las mil y una noches - Tomo IV Pero cuando llegó la 648ª noche de Anónimo PERO CUANDO LLEGO LA 648ª NOCHE Ella dijo: "¡... Dejarnos morir!" Al oír estas palabras, la joven Caña-de-Azúcar exclamó espantada: "¡No, por Alah, yo no quiero morir! ¡Emplea para ti solo ese medio!" Abul-Hassán contestó, sin conmoverse ni enfadarse: "¡Ah, hija de mujer! ¡bien decía yo, de soltero, que nada valía tanto como la soledad! ¡Y la poca solidez de tu juicio acaba de demostrármelo mejor que nunca! ¡Si en vez de contestarme con tanta prontitud te hubieras tomado la pena de pedirme explicaciones, te habrías alegrado en extremo de esa muerte que te propongo y que vuelvo a proponerte! ¿No comprendes que se trata de morir con una muerte fingida y no con una muerte verdadera, a fin de tener oro para todo lo que nos queda de vida?" Al oír estas palabras, Caña-de-Azúcar se echó a reír, y preguntó: "¿Y cómo vamos a arreglarnos?" Dijo él: "¡Escucha, pues! Y no olvides...
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