Las tormentas del 48: 18
Las tormentas del 48 Capítulo XVIII de Benito Pérez Galdós «¿Qué me importa que ese gandumbas indecente me haya llevado todo lo que había en casa, trebejos, trapos y chirimbolos, si te tengo a ti? Por la puerta por donde salieron los trastos entraste tú. Bendita sea la puerta. Estoy contenta; no me cambio por nadie... Bueno. Que Sotero se ha llevado lo que no era suyo, vaya bendito de Dios... pero si da en robarme también a mí, que soy lo menos suyo de todo lo que había en la casa... ¡ay!, si da en robarme, entonces sí que la hacemos buena... ja, ja... No, Chinito, no me digas que me calle después de haber estado quince días o quince siglos sin verte... No, no: todo el palabreo que se me ha quedado dentro de la boca en tantos días, ahora tiene que salir... ¡Si estoy hablando como una fuente! ¿Callarme yo? Aunque quisiera, Chinito, no podría. Déjame que despotrique, y si me sube la calentura, que suba hasta el Cielo, y si por hablar he de morirme, muérame con...
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