Las tormentas del 48: 19
Las tormentas del 48 Capítulo XIX de Benito Pérez Galdós 31 de Abril.- La carta que anoche agregué a mis Confesiones removió en mi conciencia la turbación que en ella mora, unas veces adormilada, otras en profundo sueño. Pero los afanes de cada día, que en la mundana corriente van creciendo y encrespándose como un oleaje furioso, han ahogado aquel sentimiento trayéndome a inquietudes inmediatas y más positivas. Parte del día he pasado en la casa de Antonia disponiendo sustituir lo más indispensable del ajuar robado por Sotero, y en ello se me fue todo lo que no hace mucho me entregó con enorme usura el prestamista. ¡Aciaga tarde la de hoy, en la cual he llegado a creer razonables los delirios de la cordonera, pues no habría para mí mejor solución que abrazar la vida de ermitaño, con ermitaña o sin ella, en un solitario y agreste yermo, comiendo raíces y vistiéndome de lampazos! Cuando vio la enferma que la casa se iba reparando de su desnudez, empezó a...
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