Los Ayacuchos : 31
Los Ayacuchos Capítulo XXXI de Benito Pérez Galdós Distraídos en vago coloquio, marchaban los dos caballeros a vanguardia de la escolta y coches, conservando distancia como de medio tiro de fusil, y de improviso, por fácil transición, D. Fernando fue a parar a lo siguiente: «No te valen tus artificios para desvirtuar tu historia en los últimos meses, Santiago. Es ridículo que con tantas reservas quieras tapar sucesos que casi son del dominio público. ¿Qué me das si te cuento todo el argumento del drama que te ha traído a esta situación, drama que tú creías desenlazado, y ahora resulta que vengo yo a ponerle un epílogo?... No me interrumpas, canastos, que no he de callar aunque me lo pidas de rodillas... A principios del 42, cuando volviste de Vitoria enfermo y medio trastornado de la impresión que te dejó el fusilamiento de tu amigo Montes de Oca, fuiste a caer de nuevo en la jurisdicción de la Milagro, a quien encontraste hecha una santa, deteriorada su...
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