Miguel Strogoff: Primera parte: Capítulo XIII
Sobre todo, el deber Nadia había adivinado que un móvil secreto dirigía todos los actos de Miguel Strogoff y que éste, por razones que ella desconocía, no era dueño de su persona, que no tenía el derecho de disponer de sí mismo y que, en estas circunstancias, acababa de inmolarse heroicamente aguantando el resentimiento de una mortal injuria en aras de su deber. Nadia no pedía ninguna explicación a Miguel Strogoff. La mano que acababa de tenderle, ¿no respondía a todo cuanto él hubiera podido decirle? Miguel Strogoff permanecio mudo durante toda la tarde. El encargado de la posta no podía proporcionarle caballos frescos hasta el día siguiente por la mañana y tenían que pasar toda la noche entera en la parada. Nadia aprovechó la ocasion para reposar un poco y le fue preparada una habitación. La joven hubiera preferido, sin duda, no dejar a su compañero, pero presentía que él tenía necesidad de estar solo y se dispuso a dirigirse a la habitación que le habían...
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