Montes de Oca : 28
Montes de Oca Capítulo XXVIII de Benito Pérez Galdós Vio D. Santiago al oficial de guardia, que ante él se inclinaba, repitiendo una pregunta que acababa de formular sin obtener contestación. Tuvo el Coronel la palabra en la boca para decirle: «Esa mujer que ha entrado aquí, ¿dónde está?». Pero no tardó en comprender la incongruencia de este concepto, y sólo dijo: «¿Qué hay?». -Mi Coronel, ya es de día. Creo que el preso ha despertado. Los señores capellanes están a sus órdenes. ¿Les mando que entren? ¿Se acabará el arreglo de la capilla? -Es muy temprano aún. Retírese usted, y los capellanes que aguarden hasta que se les avise... Yo no dormía. Es que me duele horriblemente la cabeza. Este maldito viento... Nuevamente solo, sintió toser a Montes de Oca, y allá se fue casi de un salto. El reo había despertado, conservando la misma postura del sueño, y recibió a su amigo con una sonrisa cariñosa y un cortés saludo. «¿Se ha descansado?» fue...
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