O'Donnell : 25
O'Donnell Capítulo XXV de Benito Pérez Galdós Vivía Teresa en la calle del Amor de Dios, piso bajo. La casa era hermosa y desahogada, de altos techos. Cuatro ventanas con rejas le daban luz por la calle; por el interior, los huecos abiertos a un patio anchuroso y limpio. El día en que Tuste recibió los cuatro napoleones para unas botas, Teresa le dijo: «Quiero yo enterarme de que usted no se gasta el dinero en otra cosa que el calzado. No venga usted a casa; pero pásese por la calle... yo estaré en la ventana. La mejor hora es por la tarde, de tres a cuatro». Obediente y puntual, hizo el hombre su aparición, y al tercer recorrido por la acera de enfrente, vio a Felisa en la enrejada ventana. A poco apareció Teresa, y ambas sonriendo le llamaron. Acercose Juan, y oyó de labios de su bienhechora estas dulces palabras: «Bien, señor Tuste: así se portan los caballeros. ¡Y qué bien le van las botitas!... ¡Lástima que el traje no corresponda!... En fin, retírese...
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