O'Donnell : 7
O'Donnell Capítulo VII de Benito Pérez Galdós Consecuentes en su fraternal amistad, Valeria y Teresita pasaban juntas días enteros, muy a gusto de ambas, y a gusto también de Manolita Pez, que podía campar sin ninguna traba, y espaciar sus antojos por el libre golfo de la vida matritense, poniendo a su niña bajo la custodia de una señora casada de buena conducta, que era lo prevenido por los cánones sociales. Cumplía Manolita con la moral por lo tocante a su hija, y aliviada quedaba con esto su conciencia para poder cargar con los pecadillos propios. Muchos días almorzaba y comía Teresa con su amiga, y algunas noches también allí dormía, por la inocente causa de volver muy tarde del teatro, y no tener persona mayor y de respeto que tan a deshora la llevase a casa de su madre. Al poco tiempo de esta intimidad, observó la niña de Villaescusa que las atenciones con que Guillermo de Aransis a la señora de Navascués distinguía, iban perdiendo su colorido...
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