Remuneración de la actividad política
La política puede ser, o bien a título “honorario” y entonces puede quedar a cargo de aquellas personas que suelen llamarse “independientes”, es decir pudientes y principalmente rentistas; o bien la dirección política se hace accesible a personas carentes de patrimonio y, en ese caso, dichas personas deben ser remuneradas. El político profesional que vive de la política puede ser: o bien un “prebendario” puro o bien un “funcionario” asalariado. O bien percibe ingresos provenientes de aranceles o emolumentos – las propinas y los sobornos no son más que variantes irregulares y formalmente ilegales de esta categoría de ingresos – o bien recibe una retribución en especie, o en dinero, o ambas cosas en forma simultánea. Puede asumir un carácter “empresarial”, como el condotiero, el arrendatario o el comprador de cargos del pasado, o bien puede ser como el boss norteamericano que considera sus gastos como una inversión de capital a la que le hará rendir...
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