Rojo y negro: Capítulo VI
Rojo y negro de Stendhal El Tedio Non só piú cosa son Cosa facio MOZART Salía la señora de Rênal, con la vivacidad y gracia que le eran peculiares cuando se veía lejos de las miradas de los hombres, por la puerta del salón que daba acceso al jardín, cuando vio, junto a la verja de entrada, el rostro de un joven, casi un niño, extremadamente pálido y que acababa de llorar. La tez del joven, que estaba en mangas de camisa, era tan blanca, y sus ojos miraban con dulzura tan notable, que el espíritu de la señora de Rênal, un poquito inclinado por naturaleza a lo novelesco, creyó al principio que acaso fuese una doncella disfrazada que deseaba pedir algún favor al señor alcalde. Llena de compasión hacia aquella pobre criatura, que evidentemente no osaba llevar su mano hasta el cordón de la campanilla, la señora de Rênal se aproximó, sin acordarse por el momento del disgusto que le producía la llegada del preceptor de sus hijos. No la vio llegar Julián, que...
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