Rojo y negro: Capítulo XII
Rojo y negro de Stendhal Un Viaje En París se encuentran personas elegantes; en provincias, personas de carácter. SIÉYÈS A las cinco de la mañana siguiente, antes que la señora de Rênal estuviese visible, Julián había pedido y obtenido del marido de aquella un permiso de tres días. Contra su costumbre, sintió Julián deseos de ver a la dama cuya mano despertaba en su mente pensamientos voluptuosos. Esperóla en el jardín. Larga fue la espera, pero si Julián la hubiese amado de veras, habríala visto detrás de las persianas medio cerradas del primer piso, con la frente apoyada sobre el cristal. Estaba mirando a su amado. Al fin, pese a sus resoluciones, se determinó a bajar al jardín. De su rostro había desaparecido la palidez habitual para ser reemplazada por los valores más vivos. Aquella mujer sencilla pasaba por momentos de viva agitación interior; no cabía dudarlo. Una expresión de violencia, de cólera, mejor dicho, alteraba esa especie de placidez...
Está viendo el 5% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas