Rojo y negro: Capítulo XVII
Rojo y negro de Stendhal El Teniente Alcalde O, how this pring of love ressembleth The unvertain glory of an April day; Which now shows all the beauty of the see And by and by a cloud takes all away! TWO GENTLEMEN OF VERONA Una tarde, a la hora deliciosa en que el astro del día trasponía las montañas, Julián, sentado junto a su amiga en lo más espeso del jardín, lejos de los importunos, soñaba profundamente. Embargaba todas las potencias de su alma el pensamiento en las dificultades por que atraviesa el hombre cuando ha de decidirse por una profesión, y a la par que se preguntaba si la existencia de dulzura que estaba saboreando duraría siempre, deploraba la llegada fatal del suceso que pone fin a la infancia y amarga los años primeros de los jóvenes que no poseen una fortuna. -¡Ah!- exclamó-. ¡Napoleón fue el hombre enviado por Dios para hacer feliz a la juventud francesa! ¿Quién le reemplazará? ¿Qué harán sin él los desgraciados, aun aquellos que, más...
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