Rojo y negro: Capítulo XX
Rojo y negro de Stendhal Los anónimos Do not give dalliance Too much the rein; the strongest are straw To the fire i’ the blood. TEMPEST A medianoche, al salir del salón, después de levantada la tertulia, Julián consiguió decir a su amante: -Esta noche no debemos vernos... Tu marido tiene sospechas... Juraría que la carta que leyó suspirando es un anónimo que pone en peligro nuestro amor. Fue una fortuna que Julián se encerrase en su dormitorio con llave aquella noche, porque la señora de Rênal, creyendo que su advertencia no fue más que un pretexto para no verse, perdió la cabeza, y, a la hora de costumbre, se presentó en la puerta de su cuarto. Julián, al oír ruido en el pasillo, apagó inmediatamente la luz de su habitación. Alguien intentó abrir la puerta, sin que él pudiese asegurar si ese alguien era su amante o un marido celoso. A la mañana siguiente, muy temprano, la cocinera, que era encubridora de los amores de nuestros protagonistas, llevó a...
Está viendo el 6% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas